□ MAR MARILLA
Allá cuando era joven todavía, Glum ya caminaba reposadamente, sin pertenencias, por entre los mundos. Nos encontramos en un tiempo en el que ni si quiera necesitaba de su bastón; en un tiempo en el que su piel escamosa recibía, todavía tersa, los rayos de los soles, lunas y luces misteriosas de entre los mundos. Su grave color pantanoso característico era a esta edad suya un fino verde claro y su paso… bueno, su paso seguía siendo el mismo, lento y sereno. ¿Cómo describir los parajes de entre los mundos? Yo, que soy relator, no he visto ni veré un mundo que no sea el mío. De la misma manera que no puedo describir un color que nunca he visto no puedo nombrar lo nunca nombrado. En cualquier caso, el lector ha de saber que los caminos de entre los mundos son paisajes raros y mal definidos por la naturaleza, desligados de todo lo ligable, aceites en el agua y curvas en lo recto. Dejo a la imaginación del lector la tarea de imaginar para este contexto todo lo inimaginable, todo lo que n...